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La amalgama de realidad y fantasía, tan constante en el teatro de Casona, vuelve a ofrecernos una pugna entre la existencia de la maldad y la esperanza de salvación por una relación amorosa. El protagonista Pablo, trasunto del buen salvaje y de un Segismundo universal, encarna la felicidad de la naturaleza frente a la perfidia de la civilización. Esta beatitud horaciana se verá trastocada por la presencia